Aquellos fríos atardeceres de julio la melancolía lo llevaba a imaginar
que cuando tuviera nietos, les contaría sobre una época en la que en las
fiestas de cumpleaños de los chicos colaboraban las tías, vecinas y amigas, con
el repulgue de las empanadas, controlando el horno para que no se quemaran las
pizzas, cortando en cuadraditos las enormes pasta frolas de dulce de membrillo
o de batata. En ellas no eran necesarias las tarjetas de invitación porque
TODOS estaban invitados implícitamente. Tampoco se imaginarían, en los
comienzos del ´70 que se utilizarían canchas de fútbol o piletas climatizadas,
para esas ocasiones. La mayoría de las casas contaban con el espacio suficiente
y estaban edificadas sobre enormes terrenos donde jugar a la mancha, a la
escondida o al Martín Pescador era lo más habitual.
Para visitar a un amigo no era necesario anunciarse con un mensaje
telefónico, ya que muchos no contaban con una línea en su hogar. Con un timbre
o simplemente con palmas se le avisaba a aquel pequeño amigo del barrio o
compañero de la escuela, que compartirían la leche chocolatada con tostadas con
manteca y azúcar, a la hora de la merienda.
Salir a andar en bicicleta en grupo, por calles de tierra en las que el
mayor peligro era caerse en el barro, era costumbre de todos, sin distinción de
género ni edad.
Los paseos no tenían nada que ver con ir al shopping ni al hipermercado
(porque no existían). Familias enteras se encontraban en los espacios verdes o
a la orilla del río, los domingos a la tarde y compartían largas charlas, entre
mates, galletitas y algo casero, como alfajorcitos de maicena o scones.
Les explicaría que la palabra kermesse
no era una marca de moda, sino un evento donde el objetivo era recaudar fondos
para alguna institución pública, donde padres e hijos se divertían participando
de juegos y llegando a su casa con algún premio obtenido, consistente en un
simple adornito para ubicar en el aparador de la cocina.
Muy lindo!!! lo he compratido con tu nombre con mis amigas....Muchisimas gracias!!
ResponderEliminarGracias a vos, por leerme y por compartir mis escritos.
ResponderEliminarIncreible, cómo me lleva a momentos de mi infancia. Fue una suerte leerle a vos. Mi viaje comienza y no tendré la oportunidad de visitar este blog que me trae tanto a lo que debemos ser y por eso me atreví, como anonimo a sugerirle algunos cambios. Una sugerencia: no deje de seguir escribiendo, sienta cómo corren por los dedos de vos, la vida.
ResponderEliminarMuchas gracias por cada uno de los comentarios, y por los cambios sugeridos.
ResponderEliminarHace unos años, no tenía en mis planes capacitarme en esto, ni tenía como objetivo hacerlo a nivel profesional.
Ahora, puedo asegurarle que no voy a dejar de escribir.
Que disfrute del viaje!!!!!
Hasta pronto.
muy bueno me hizo acordar a mis epocas del barrio de la zona de city bell en pleno centro que lindo gracias
ResponderEliminarSi bien trata de la infancia del protagonista de una de mis novelas, me basé en mi propia infancia.
ResponderEliminarGracias por leerme.