Invierno atípico. Ciudad con
características únicas. Comienzos del siglo XXI.
Su cumpleaños número cuarenta no
lo había sorprendido. El ritmo de vida, el entorno, los constantes problemas
laborales y personales, tal vez hayan sido los causantes de una ceguera que
parecía no tener cura.
Una húmeda y templada mañana
intentó levantarse de su cama, pero su cuerpo parecía atado, manipulado por un ser diabólico contra el
cual no podía luchar. Por primera vez en su vida se sintió débil, desamparado;
como un niño abandonado en una isla desierta.
La ventana de su habitación
estaba cerrada. Minutos después, había perdido la noción de tiempo; y, por
momentos, también de espacio.
¿Sueños, pesadillas? ¿O
reflexiones?
Bombardeaban su mente los
reclamos de cada una de las personas “afectadas” por su personalidad, tan
egoísta, tan fría, tan cruel.
Estaba en la primera fila; era
espectador de una atrapante obra de teatro protagonizada por él mismo. La
música de fondo le recordaba aquellas películas que tanto miedo le provocaron
en los primeros años de su vida.
A su lado, tratando de protegerlo, su hijo, de
diez años de edad; a pocos metros, a sus espaldas, pudiendo percibirla, pero no
verla, su ex mujer, con quien había compartido la mayor parte de sus días.
Formando un perímetro, los amigos, a quienes ya no consideraba tales, por sus
actitudes. Y volando, como ángeles, con lágrimas en los ojos, sus padres.
Cada uno de ellos le había dado
desinteresadamente, la posibilidad de
amar y ser amado. Sin embargo, la armadura que lo fue cubriendo a un ritmo
lento pero constante, asfixió sus sentimientos.
Sus piernas no respondían. Quería
huir o al menos alejarse del sector de
las plateas y ubicarse en otra butaca, más lejana del escenario. Imposible.
Con ansiedad esperaba la caída del
telón, aunque éste no existiera.
El protagonista de la obra no
hablaba. Sabía que no era mudo, por los gritos de dolor que emitía. Tampoco era
sordo, sus ojos se desorbitaban ante cada frase de los actores que formaban el
reparto.
Una pantalla gigante proyectaba
fotos antiguas, fotos actuales, imágenes vividas, imágenes soñadas.
La acústica era tan perfecta, que
hasta el espectador de la última fila oía los suspiros, los susurros y hasta la
respiración de quienes se encontraban en el escenario…
Noche fría y lluviosa. La
sequedad de sus labios y la aceleración del ritmo cardíaco eran desesperantes.
Apoyando sus manos en las paredes de un largo pasillo, pudo llegar hasta la
heladera y beber un sorbo de agua fresca.
Miró el reloj, se asomó a la
ventana, y lentamente volvió a su habitación. Se sentó en su cama, pero su
cabeza no podía sostenerse. Volvió a recostarse.
Había descendido la temperatura
de su cuerpo. Ahora sí podía tomar conciencia de las horas vividas de ese
extraño día.
Reflexionó durante todo el lapso
que esa invasora gripe usurpó cada centímetro cuadrado de su ser.
Tarde templada. Sol
resplandeciente.
Se dio un baño reconfortante.
Eligió su mejor ropa, su más exquisito perfume y salió de su casa. Dejó el
auto. Caminó hasta divisar el sol ocultándose en el horizonte.
Y volvió a su actividad, ya no
como el ser frío, egoísta y cruel que aquella mañana había sido sorprendido por
una gripe; sino como la persona que era realmente, una vez destruída la
armadura que alguna vez él mismo había fabricado.
Ojala fuera tan facil!!!! A menos que "una gripe" haya sido un derrame cerebral o un ataque al corazon.... llevo muchos a~nos sobre el planeta y no he visto a nadie frio, egoista y cruel cambiar a menos que crea que esta muriendo.... si era solo una armadura, entonces no era tan frio, egoista y cruel en la intimidad...nadie que no es asi puede fabricar tama~na armadura para con quienes estan a su lado... quiza si un ni~no herido, pero no un adulto, pienso yo. No se puede ser concientemente cruel y egoista, no se podria soportar. Si "inconcientemente" el miedo o el sufrimiento te hace crear defensas, armaduras, volcar crueldad hacia los demas requiere que realmente seas asi, que el otro no te importe. Eso dificilmente se cure con una gripe.....a~nos de terapia, esfuerzo conciente, nuevos habitos y quiza, quiza la persona cambie un poco ..... :)
ResponderEliminarLamentablemente es ficción.
ResponderEliminarFue escrito como una simple expresión de deseo, para que ciertas personas se curen de ese tipo de enfermedades.
Muy bueno tu comentario.