sábado, 20 de julio de 2013

DÍA DEL AMIGO

Hay amistades que duran toda la vida, otras que pertenecen a una etapa en un lugar común, como un trabajo, por ejemplo. En algunos casos existe la posibilidad del contacto diario, en otras no. Y con las nuevas tecnologías podemos tener amigos con los que nunca pudimos compartir un café. No me gusta comparar. No voy a decir quiénes son más amigos, quienes menos, porque a TODOS les debo lo que soy hoy, 20 de julio de 2013. Lo único que pido, como regalo del día del amigo, es que podamos seguir siéndolo, estemos lejos, estemos cerca, nos veamos seguido o no. Gracias, gracias, gracias, por poder celebrar este día con ustedes.

sábado, 15 de junio de 2013

GRACIAS!!!!! a todos los que me saludaron por el día del escritor.
Y extiendo el agradecimiento a quienes leen mis escritos.

lunes, 1 de abril de 2013

¡Fallé!


Pedro, 35 años, soltero, sin hijos.
Luego de su última relación estable, que duró 5 años y terminó hace 2, se prometió no volver a enamorarse.
Su novia le había causado mucho daño.
Llamó a su gran amigo y le pidió que fuera a su casa.
        ¡Hermano! ¡Me pasó algo terrible! ¡Necesito que hablemos!
Media hora después, Wilson estaba allí.
Se sentaron en los sillones del living.
        ¿Qué es eso tan grave que no me podías decir por teléfono?
        Conocí a una chica… Está buenísima. ¡Un lomo! Alta, flaca, pelo largo largo, lacio, ojos verdes.
Es ingeniera química, treinta años, soltera, no tiene pibes.
Y me dio bola, de una.
¿Qué estás pensando?
Seguramente dirás Este chabón está chiflado, le falla, le pegó mal la birra de anoche, yo qué sé…
Dulce, pero apasionada, con gran personalidad, pero sensible. Un minón.
Nos llevamos muy bien en la cama, pero también fuera.
Siempre tiene tema de conversación, pero no te explota la cabeza, porque sabe escuchar.
Me re bancó cuando estuve hecho mierda por la enfermedad de mi tío.
Sí, ya sé lo que estás pensando Este está más loco que antes del viaje.
Vos sabés más que nadie que me prometí no engancharme nunca más con una mina. Y venía bien, sin quilombos.
Sí, sí… los hombres somos los únicos animales boludos que tropezamos mil veces con la misma piedra.
Pero bue… ese es uno de los problemas. No cumplí con mi palabra y eso me pesa.
Hay otra cosa. Vive en Bahía Blanca y está re instalada ahí, en un puesto copadísimo.
La escucho por teléfono y me dan ganas de tomarme un avión…
Fue un mes, puede que sea poco tiempo, pero fue todo tan intenso… Nos vimos los treinta días.
Es una mina increíble. La amo, la necesito, la deseo, la extraño.
No me la puedo sacar de la cabeza.
¿Qué hago, loco?
¡No puedo más!

MARAVILLOSA, ESTA NOCHE, CATHERINE


Era la primera fiesta a la que asistirían juntos.
Un amigo de Braian celebraba su doctorado. Había obtenido una beca. Estaría fuera de Argentina algunos meses.
Catherine era una persona muy prolija, en todo momento y lugar. Esta ocasión era especial: él la presentaría como su mujer.
Eran las 19:30 hs. Braian le había sugerido que ella se bañara antes, porque de ese modo tendría tiempo para arreglarse, mientras él estuviera duchándose.
Estaba a punto de salir, cuando Braian la sorprendió con un beso, abrazos y caricias, que culminaron con un encuentro apasionado, a los que estaban acostumbrados.
Catherine ya había preparado su ropa sobre la cama. Terminó de vestirse, se peinó y comenzó a maquillarse.
Braian la observaba, en silencio.
Cuando terminó de pintarse los labios, simplemente preguntó:
         ¿Me veo bien?
Braian acarició su largo pelo y le susurró al oído:
         Estás maravillosa hoy – siguiendo la letra de la canción que había escuchado por primera vez, tres décadas atrás.
Catherine siempre había imaginado protagonizar esa escena, con la voz de Eric Clampton, o la de Jaf, de fondo. Estar con un hombre que la considerara hermosa, al que complacería con el color de cabello o la ropa que a ambos les gustara.
Eran las 20:45 hs.
Braian tomó el abrigo de Catherine y lo acercó a su espalda. Esos gestos de caballerosidad eran para ella un premio por haber vivido tantos años careciendo de ellos.
Llegaron a la fiesta. Un hermoso salón, excelente música, inmejorable atención.
Catherine se sentía muy tensa. Hombres y mujeres la observaban. En realidad, la evaluaban. ¿Sería quién los amigos de Braian, aspiraban para él? ¿Cómo saberlo?
El rostro de Braian reflejaba la paz interior que había logrado. Quienes lo conocían bien, percibían el amor con el que se miraban.
Se sentaron junto a dos parejas. Sería inevitable que la comparan con la ex esposa de Braian.
Catherine había aprendido a disimular dolor, angustia y miedos, de modo que pudo ocultar su nerviosismo ante todos. Manejó la situación, evitando todo tipo de ataque verbal. Conversó, tratando diversos temas. Comió  y bebió con prudencia. Actuó con altura y con elegancia, en cada una de las situaciones.
Braian admiraba su forma de enfrentar la vida. Y se lo expresaba con palabras, con miradas, con actitudes.

ESE DESEADO Y ESPERADO ENCUENTRO


          Y aquel tema que habían escuchado por primera vez siendo adolescentes, Puerto Pollenza, los tomó a Catherine y a Braian como protagonistas.
Luego de siete años cantaron …y nuestros cuerpos festejaron juntos, ese deseado y esperado encuentro…
La ventana de la habitación daba al mar. Por ella entraba una suave brisa, con un aroma fresco.
Las luces, apagadas, dejaban apreciar la luz nocturna.
El bajo volumen de la música permitía oír las olas.
Una noche perfecta, tal como ambos habían soñado.
Catherine tenía un vestido negro, corto. Sandalias plateadas, muy altas. Aros colgantes, un anillo en cada dedo, excepto en los pulgares, una pulsera, muy fina, todo de plata.
Braian, un traje negro, camisa blanca, corbata gris, lisa, zapatos negros, muy elegante.
Los temas parecían elegidos por ellos.
Introducción de Amor de mi vida, de Queen. Braian tomó de la cintura a Catherine. Comenzaron a bailar, muy juntos, besándose lenta y profundamente.
¡Habían imaginado ese momento durante tanto tiempo!
Ni los nervios, ni la ansiedad, pudieron alterar ese clima de paz, ese clima de pasión, que respiraban.
Los dedos de Catherine se mezclaban con el cabello de Braian, que iba recorriendo con sus manos la espalda de ella.
Llegó a los hombros, corriendo cada bretel del vestido, que fue deslizándose lentamente, hasta caer en el suelo, sobre el piso alfombrado.
Otro tema de Queen enmarcaba la escena: Alguien a quien amar.

lunes, 25 de marzo de 2013

DECISIÓN


Los primeros catorce días del año, habían sido muy duros, para ambos.
Ella, en medio de situaciones límites, conflictos familiares, replanteos personales.
Él, viéndose reflejado en el protagonista de una noticia policial, asesinado; complicaciones laborales; problemas con las personas más allegadas.
Un encuentro, postergado cada día, de aquella segunda semana de enero.
¿Motivos? Demasiados.
Terminal de ómnibus, lugar habitual para ambos.
Mesa de bar, en medio de la multitud.
Los temas de conversación fueron tan diversos como importantes.
¿Sería el comienzo del fin o el inicio de una nueva etapa de la relación?
Un mínimo de dieciocho días los separaba de la respuesta. Una distancia de 1.700 km. los alejaría, por demasiado tiempo.
¿Dónde ubicarían los proyectos compartidos durante más de un año y medio? ¿Qué cambios los esperaría al regreso a la vida laboral? ¿Retrocesos o avances, en su historia, tan difícil como especial?
A medida que transcurrían las horas, la ansiedad, la angustia y la bronca, iban caminando juntas, aumentando su velocidad.
Él intentaba olvidar el tema, pero la culpa le recordaba que la atmósfera que respiraron aquella tarde, no era saludable. Ella, no podía dominar su mente, entonces recurría a escribir lo que sentía. 
Él, confundido. Ella, segura de que no caminaría hacia atrás.
Ambos, imaginando el reencuentro, planificando respuestas a cada una de las preguntas que, sin dudas, serían demasiadas. 
No tenían intención de herir, ni de terminar lastimados. Tal vez, tendrían que suavizar algunas palabras; quizás, dejarse llevar por lo que sintieran en ese preciso instante.

CONTINUARÁ...

UNA VEZ MÁS


El agua, las luces, el clima, la música.
¿El preámbulo de un nuevo libro, con los mismos protagonistas, o el final de su historia?
¿Un volver a enamorarse?
Tal vez.
Recuerdos de tiempos no tan lejanos. Ilusión de volver a vivirlos, juntos.
Miradas, gestos, roces, dulces palabras.
Una noche ideal, única, irrepetible.

TREINTA AÑOS NO ES NADA...


EN TERCER PLANO RUIDO DE AMBIENTE, CON MEDIO CENTENAR DE PERSONAS. (Se mantiene durante toda el diálogo).

RELATOR: Tarde de una fría tarde de invierno.
En la cola de un Banco Se encuentran dos vecinas que se conocen hace mucho tiempo: Carola, de sesenta años, modista y Amelia, de setenta y cinco años, jubilada.


AMELIA: Hola,  Carola, ¿cómo estás?
CAROLA: Muy bien, gracias a Dios. Qué pena que no nos pusimos de acuerdo para venir juntas.
AMELIA: No vengo de casa. Pasé a buscar unas recetas por lo de mi doctora y de ahí me vine para acá.
CAROLA: Hoy estuve con Magalí. Me dejó tres polleras para achicar y acortar.
AMELIA: Sí, es ropa que no pudo usar por dos o tres años. No le entraba nada.
CAROLA: ¡Qué cambio! No solo porque bajó de peso, también la cara, el pelo, todo… Parece una piba.
AMELIA: Ya cumplió 42.
CAROLA: Y pensar que otras se arriesgan con operaciones…
AMELIA: Y… Vos viste… Desde que se sacó ese plomo de encima …
CAROLA: Sí, fue lo mejor que pudo pasarle.

MUSICA DE SUSPENSO

AMELIA: ¿No sabés si está saliendo con alguien? Últimamente no me cuenta nada. Yo, ya ni le pregunto, para no discutir.
CAROLA: No, no me dijo nada, pero hoy escuché algo. Se estaba probando la ropa, le sonó el celular y oí que decía: Sí, sí. A las 13. Voy a estar en casa.
AMELIA: Pero,… pudo haber sido un cliente. Desde que puso el estudio en su casa, es un ir y venir de gente. No voy en todo el día porque no me gusta molestar.
CAROLA: No, no era un cliente. Se despidió con un Te amo.
AMELIA: Ah, bueno…Entonces, me estás dando una buena noticia.
CAROLA: A mí lo que me sorprendió fue la edad.
AMELIA: ¿Y cómo sabés?
CAROLA: Lo vi. Yo salí, para acá, en el mismo momento que él llegaba. Muy lindo chico. ¿Sabés a quién se parece? A Facundo Arana, pero con unos cuantos años menos.
AMELIA: ¿Unos cuántos años menos, decís?
CAROLA: Y… 15 años menos, calculo.
AMELIA: O sea… ¿el tipo tiene menos de 30?
CAROLA: Así es.
AMELIA: ¿Y lo habías visto antes?
CAROLA: Sí, varias veces. Hasta hoy pensé que era un cliente. Ahora, no tengo dudas. Era exactamente la hora en que ella lo citó. Además, vos viste que cierra el estudio entre las 12 y las 16 hs.
AMELIA: ¡Me quiero morir!
CAROLA: Bueno… no lo tomes a la tremenda.
AMELIA: Siempre me dijo que no podía ni hablar con hombres de menos de 50, porque parecían preadolescentes.
CAROLA: Por ahí es algo pasajero…
AMELIA: ¿Te imaginás si se llega a enterar mi marido? Le da otro infarto.
CAROLA: Por más que no le cuentes, si sigue estacionando semejante auto en la vereda, a esa hora… En algún momento Alberto lo va a ver.

RELATOR: A las 1 de la tarde, Magali le abre la puerta a Matías.

PUERTA QUE SE ABRE
PUERTA QUE SE CIERRA

RELATOR: Él firma unos papeles y queda en regresar antes de las 4 para abonarle sus honorarios. SONIDO DE PAPELES Y DE LAPICERA.

SONIDO DE MENSAJE ENTRANTE DE MSN

PUERTA QUE SE ABRE
PUERTA QUE SE CIERRA

RELATOR: Cinco minutos después, Magali se instala frente a la computadora. El messenger estaba abierto con un saludo de Néstor.

TECLADO DE PC

EN SEGUNDO PLANO: MÚSICA A UN VOLUMEN MUY BAJO: ESTRIBILLO DE NO HAY IMPOSIBLES, CHAYANNE

MAGALÍ: Hola, amor, disculpame la demora. Se acaba de ir un cliente.
NÉSTOR: Hola, linda. A mis sesenta años no me voy a estar enojando por unos minutos de retraso…

RELATOR: Carola y Amelia salen del Banco dos horas más tarde. Pasan por el supermercado y regresan alrededor de las cuatro a sus respectivos domicilios.

EN SEGUNDO PLANO: ARRANQUE DE UN AUTOMÓVIL
EN TERCER PLANO: EL AUTO QUE SE VA ALEJANDO

RELATOR: Matías está saliendo de la casa de Magali.

TONO DE TELÉFONO
MARCADO DE UN NÚMERO

CAROLA: Confirmado. El bombón que te conté se acaba de ir de la casa de tu hija.

sábado, 16 de marzo de 2013

UN NUEVO INTENTO


Es esa voz maravillosa que produce
la paz añorada. Un buen recomenzar.
Todo. Nada. Su piel, esa caricia,
esa luz. Su boca ilumina su mirada.
Sus ojos, incomparables. En su sonrisa,
labios de libertad, principio
del camino. Ver el cielo y el recuerdo
vivo de su corazón puro. La memoria
de esa sensibilidad y el tiempo
urgente de fe. Reír, ser, aprender.
Feliz por atreverse más. Es su verdad,
la idea de la gran decisión.
El amor, regalo único para su sueño.
Es su sentir, ilusión, deseo de vivir.