lunes, 1 de abril de 2013

¡Fallé!


Pedro, 35 años, soltero, sin hijos.
Luego de su última relación estable, que duró 5 años y terminó hace 2, se prometió no volver a enamorarse.
Su novia le había causado mucho daño.
Llamó a su gran amigo y le pidió que fuera a su casa.
        ¡Hermano! ¡Me pasó algo terrible! ¡Necesito que hablemos!
Media hora después, Wilson estaba allí.
Se sentaron en los sillones del living.
        ¿Qué es eso tan grave que no me podías decir por teléfono?
        Conocí a una chica… Está buenísima. ¡Un lomo! Alta, flaca, pelo largo largo, lacio, ojos verdes.
Es ingeniera química, treinta años, soltera, no tiene pibes.
Y me dio bola, de una.
¿Qué estás pensando?
Seguramente dirás Este chabón está chiflado, le falla, le pegó mal la birra de anoche, yo qué sé…
Dulce, pero apasionada, con gran personalidad, pero sensible. Un minón.
Nos llevamos muy bien en la cama, pero también fuera.
Siempre tiene tema de conversación, pero no te explota la cabeza, porque sabe escuchar.
Me re bancó cuando estuve hecho mierda por la enfermedad de mi tío.
Sí, ya sé lo que estás pensando Este está más loco que antes del viaje.
Vos sabés más que nadie que me prometí no engancharme nunca más con una mina. Y venía bien, sin quilombos.
Sí, sí… los hombres somos los únicos animales boludos que tropezamos mil veces con la misma piedra.
Pero bue… ese es uno de los problemas. No cumplí con mi palabra y eso me pesa.
Hay otra cosa. Vive en Bahía Blanca y está re instalada ahí, en un puesto copadísimo.
La escucho por teléfono y me dan ganas de tomarme un avión…
Fue un mes, puede que sea poco tiempo, pero fue todo tan intenso… Nos vimos los treinta días.
Es una mina increíble. La amo, la necesito, la deseo, la extraño.
No me la puedo sacar de la cabeza.
¿Qué hago, loco?
¡No puedo más!

MARAVILLOSA, ESTA NOCHE, CATHERINE


Era la primera fiesta a la que asistirían juntos.
Un amigo de Braian celebraba su doctorado. Había obtenido una beca. Estaría fuera de Argentina algunos meses.
Catherine era una persona muy prolija, en todo momento y lugar. Esta ocasión era especial: él la presentaría como su mujer.
Eran las 19:30 hs. Braian le había sugerido que ella se bañara antes, porque de ese modo tendría tiempo para arreglarse, mientras él estuviera duchándose.
Estaba a punto de salir, cuando Braian la sorprendió con un beso, abrazos y caricias, que culminaron con un encuentro apasionado, a los que estaban acostumbrados.
Catherine ya había preparado su ropa sobre la cama. Terminó de vestirse, se peinó y comenzó a maquillarse.
Braian la observaba, en silencio.
Cuando terminó de pintarse los labios, simplemente preguntó:
         ¿Me veo bien?
Braian acarició su largo pelo y le susurró al oído:
         Estás maravillosa hoy – siguiendo la letra de la canción que había escuchado por primera vez, tres décadas atrás.
Catherine siempre había imaginado protagonizar esa escena, con la voz de Eric Clampton, o la de Jaf, de fondo. Estar con un hombre que la considerara hermosa, al que complacería con el color de cabello o la ropa que a ambos les gustara.
Eran las 20:45 hs.
Braian tomó el abrigo de Catherine y lo acercó a su espalda. Esos gestos de caballerosidad eran para ella un premio por haber vivido tantos años careciendo de ellos.
Llegaron a la fiesta. Un hermoso salón, excelente música, inmejorable atención.
Catherine se sentía muy tensa. Hombres y mujeres la observaban. En realidad, la evaluaban. ¿Sería quién los amigos de Braian, aspiraban para él? ¿Cómo saberlo?
El rostro de Braian reflejaba la paz interior que había logrado. Quienes lo conocían bien, percibían el amor con el que se miraban.
Se sentaron junto a dos parejas. Sería inevitable que la comparan con la ex esposa de Braian.
Catherine había aprendido a disimular dolor, angustia y miedos, de modo que pudo ocultar su nerviosismo ante todos. Manejó la situación, evitando todo tipo de ataque verbal. Conversó, tratando diversos temas. Comió  y bebió con prudencia. Actuó con altura y con elegancia, en cada una de las situaciones.
Braian admiraba su forma de enfrentar la vida. Y se lo expresaba con palabras, con miradas, con actitudes.

ESE DESEADO Y ESPERADO ENCUENTRO


          Y aquel tema que habían escuchado por primera vez siendo adolescentes, Puerto Pollenza, los tomó a Catherine y a Braian como protagonistas.
Luego de siete años cantaron …y nuestros cuerpos festejaron juntos, ese deseado y esperado encuentro…
La ventana de la habitación daba al mar. Por ella entraba una suave brisa, con un aroma fresco.
Las luces, apagadas, dejaban apreciar la luz nocturna.
El bajo volumen de la música permitía oír las olas.
Una noche perfecta, tal como ambos habían soñado.
Catherine tenía un vestido negro, corto. Sandalias plateadas, muy altas. Aros colgantes, un anillo en cada dedo, excepto en los pulgares, una pulsera, muy fina, todo de plata.
Braian, un traje negro, camisa blanca, corbata gris, lisa, zapatos negros, muy elegante.
Los temas parecían elegidos por ellos.
Introducción de Amor de mi vida, de Queen. Braian tomó de la cintura a Catherine. Comenzaron a bailar, muy juntos, besándose lenta y profundamente.
¡Habían imaginado ese momento durante tanto tiempo!
Ni los nervios, ni la ansiedad, pudieron alterar ese clima de paz, ese clima de pasión, que respiraban.
Los dedos de Catherine se mezclaban con el cabello de Braian, que iba recorriendo con sus manos la espalda de ella.
Llegó a los hombros, corriendo cada bretel del vestido, que fue deslizándose lentamente, hasta caer en el suelo, sobre el piso alfombrado.
Otro tema de Queen enmarcaba la escena: Alguien a quien amar.