miércoles, 2 de septiembre de 2015

LEJOS


Estaba muy sola, a cientos de kilómetros de su ciudad. Añoraba aquellas tardes de sábado, compartidas con amigas.
Una madrugada apareció él. Y le cambió la vida. Volvió a amar. Incondicional, se convirtió en su fiel compañero.
Comenzó a ser feliz al lado de ese indefenso perro que también se encontraba lejos de su casa.
Meses más tarde, un desconocido golpeó a su puerta. Se miraron sin entender lo que estaba sucediendo. La mascota llegó corriendo y se arrojó sobre el hombre y llenó su cara de lamidos. Se abrazaron. Emotivo reencuentro.
Los tres, inseparables, a partir de ese momento.

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