viernes, 1 de junio de 2012

PESADILLA


Durante meses tuvo un sueño reiterado.
Mientras estaba sentada a la mesa del comedor de su casa, mirando fotos viejas, de la época de su abuelo, escuchaba carcajadas que parecían surgir de tantos rostros, para ella, desconocidos.
Al asustarse, intentaba huir, por la pequeña puerta que daba a un cuarto muy oscuro. No podía abrirla. Hacía presión con todo su cuerpo, pero era imposible.
Las carcajadas se iban multiplicando, hasta dañar sus oídos.
Cada mañana, se despertaba con la imagen de su abuelo, a su lado, y ella preguntándole: ¿Fuiste feliz en tu juventud?

1 comentario:

  1. Durante meses tuvo un sueño reiterado:
    Sentada a la mesa del comedor, miraba fotos viejas, de su abuelo, escuchaba carcajadas que parecían surgir de los tantos rostros en aquellas imágenes de familia, de otros tiempos, para ella desconocidos, e intentaba huir por la pequeña puerta que daba a un cuarto sin sombras. No podía abrirla. Presionaba con su cuerpo y sentía el dolor que se extendía como el fuego bajo la piel. Cada intento por escapar era imposible.
    Las carcajadas se iban multiplicando y revoloteaban en derredor como los gritos del miedo, en sus oídos.
    En la mañana, despertaba con la imagen de su abuelo sonriente, desde la fotografía de otros tiempos y escuchaba su voz, perceptible, invariable, en la pregunta repetida cada amanecer, la misma interrogante que le hiciera aquel día en el parque y ella preguntándole: ¿Fuiste feliz en tu juventud?

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